soy adicta a soñar, al viento, adicta a ver hacia afuera y hacia dentro y, cuando lo logro me gusta también observar, soy adicta a los suspiros y a la libertad, y si eso es ilegal que me condenen y hagan de mí lo que quieran, aunque de todos modos lo van a hacer -aunque a manera de engaño porque sería solo un invento más en su mundo, porque en el mío nadie me puede encerrar)
y si sentir es síntoma de locura, ni me mencionen que es cordura que podría vomitar del asco
y si soñar es cuestión de locos, no me despierten, no me lleven a su lúcido mundo de prudentes habitantes, que no me quiero aburrir viendo caras largas e infelices
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